- Reseña de El síndrome de Frankfurt. Viaje a la gran
feria mundial del libro, de Sergio Vila-Sanjuán
(Barcelona, RBA, 2007).
Sergio Vila-Sanjuán, periodista del diario español La
Vanguardia, especialista en temas culturales y reiterado
corresponsal en la Feria
de Frankfurt, admite que este libro le fue encargado por la editorial catalana
RBA el día de año nuevo de 2007. Salió a la luz en septiembre, pocos días antes
del inicio de la edición de la
Feria de ese mismo año. El apuro se justificaba porque Cataluña
era la invitada especial de la
Buchmesse: primera vez que no es un país quien tiene ese
honor, desde que en 1988 se empezó a dedicar la Feria, precisamente, a
países (antes era a “temas”). Los arduos debates alrededor de esta invitación y
cómo fue procesada por las autoridades político-culturales de la comunidad
(invitando sólo a escritores de habla catalana, entre otras cosas) ocupan el
capítulo 7.
Vila-Sanjuán resume muy bien el propósito de su obra: “Mi
pretensión con este libro es brindar al lector curioso un breve repaso de las
principales singularidades de la feria, de su historia y su ambiente, de sus
programas, de sus polémicas... Una pequeña guía tanto para quien esté dispuesto
a desplazarse hasta la ciudad alemana en otoño como para quien, desde casa,
simplemente desee asomarse al universo de la feria desde la confortable ventana
que un tomo encuadernado siempre representa” (p. 13). Y hay que decir que este
propósito, así planteado, se cumple con creces. Aun para quien conozca de
primera mano algo sobre la feria del libro más grande del mundo, hay aquí
informaciones y relatos que ampliarán o ratificarán ese conocimiento. El lego,
por su parte, tendrá un panorama bastante detallado y muy entretenido (José
Antonio Millán, en su excelente blog El
futuro del libro, lo ha llamado “Frankfurt for dummies”, aludiendo a la
célebre serie de divulgación).
El primer capitulo se aboca a lo más general: qué es la Feria, qué pasa en ella,
para qué sirve, quiénes van, etc. Aquí se explica de entrada el “síndrome de
Frankfurt” que da título al libro: según el autor, una suerte de apabullamiento
o burn out en que puede caer el
asistente, sobre todo si es primerizo, ante la explosiva catarata de
información a la que estará expuesto. (Como asistente habitual que, claro,
alguna vez fue debutante, quien firma esta reseña da fe del aserto. Y agregaría
que también hay una “Frankfurt-dependencia”, que hace que uno siempre quiera
volver.) Si bien la Buchmesse
está abierta al público durante el (muy abarrotado) fin de semana en que
termina, se dirige principalmente a profesionales: gente que compra (editores) y
gente que vende (encargados de foreign
rights), justamente, derechos de traducción de libros y otros productos
culturales. El norte vende y el sur compra, se podría acotar, pero esto sería
otra historia, para desarrollar, con todos sus matices, en otra ocasión.
El segundo capítulo cuenta la historia de la Feria, que comienza en la
inmediata posguerra, 1949, como una forma en que la industria cultural alemana decide
reabrirse al mundo luego de su época más tenebrosa. En realidad, siempre hubo
ferias en Frankfurt, incluyendo una de libros, por lo cual resultó la sede
natural para este exitoso renacimiento, una pequeña pero no desdeñable parte
del “milagro alemán” de los cincuenta.
El tercer capítulo se dedica a algunos highlights, entre ellos anécdotas y
temas relevantes: las subastas de derechos de autor (la de la segunda novela de
Tom Wolfe, cuando aún no estaba escrita, ya fue contada por Jorge Herralde);
qué pasa a partir del 11 de septiembre de 2001 (la edición de octubre de ese
año fue una de las más tensas, sin duda); las cuestiones del libro electrónico
y el precio fijo...
El capítulo cuarto hace un repaso de los países
invitados, desde España en 1991 hasta India en 2006. Estos países gozan de un
emplazamiento especial en la
Feria, y se les ayuda oficialmente a montar una
miniexposición, no sólo sobre su industria editorial, grande o pequeña, sino
también sobre su cultura y su vida en general. (En el 2010 el país invitado
será Argentina, coincidentemente con el bicentenario de su independencia. Ojalá
se esté a la altura de la oportunidad, porque esto representaría un espaldarazo
importante para una industria que está enfrentando ahora mismo los “problemas
del crecimiento”.)
El capítulo cinco comenta las dos entregas de premios
que tienen lugar durante la
Feria: la del premio de la Paz y (habitualmente) y la del premio Nobel de
Literatura. Claro, en este último caso, cualquier sospecha sobre la oportunidad
comercial de la “coincidencia” está bien fundada. Apenas se anuncia al
afortunado, el stand que posea los
derechos de sus obras, sea de una editorial o (más modesto) de un país, se verá
inmediatamente desbordado de requerimientos y recaudará una pequeña pero
respetable fortuna.
El capítulo seis habla sobre la ciudad de Frankfurt en
sí (apodada “Mainhattan”, por el río Main que atraviesa su modernidad edilicia),
aunque siempre en relación con la
Feria: los hoteles, buenos y malos; las fiestas; historias de
amor o de seducción...
El capítulo siete, como se adelantó, está dirigido a
la álgida “cuestión catalana”. Aquí Vila-Sanjuán, que es catalán, muy
meritoriamente, no teme inmiscuirse en algunas complejidades políticas e
ideológicas. La Feria
pasó, pero seguramente estas cuestiones han dejado sus huellas, sus traumas no
resueltos. (Para este tema, es útil frecuentar el excelente blog Addenda et corrigenda.)
El último capítulo, muy breve, ensaya algunas
conclusiones que en realidad son también cabos sueltos y posibilidades de
continuación.
Hay que decir que el apuro con que se preparó el libro
explica que sea un poco caótico, o más bien desparejo, en su forma, y tenga más
erratas de lo aconsejable, sobre todo en materia de nombres propios (*Scarlett
Johanssen, *Paolo Coelho). Pero, sin dudas, se trata de un buen “manual para el
usuario”, escrito desde el punto de vista de un periodista especializado y con
claros fines de divulgación.
Quizás se podría pensar en otro libro sobre este tema,
la gran Feria del Libro de Frankfurt, pero escrito desde el punto de vista de
un editor. Esto permitiría intentar otro tipo de sistematización, especialmente
en lo que hace a la compra y venta de derechos, y a las capacidades que el profesional
debería desarrollar para estas tareas. Queda pendiente.
(Publicado en Páginas de Guarda, N.º 5, otoño 2008.)
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